Esperando a supermán. (Artículo psicología pedir ayuda terapia)
- carmenluisafdezb
- 15 ene
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Hace años, cuando mis dos criaturas apenas tenían 3 y 5 años, y gozaba de ilusión y ganas de contribuir a la mejora, en algún aspecto, del colegio al que asistían , una amiga mía me habló sobre Waiting for Superman. Un documental sobre el sistema educativo en EEUU. Tenía ilusión y ganas, y creía que me iba a comer el mundo ( el mundo del colegio y de lo que se refería a la educación de mis hijos). En fin, el tiempo me puso en mi sitio . Me comí un terroncito de azúcar en lo que al colegio se refiere. Supo muy rico aunque a poca cosa. Con el tiempo aprendí que la cosa iba de dar mucho y recibir terrones. No esperes a que venga supermán, porque no llega. Da y espera, e igual luego llega algo a cambio. (Esto lo he aprendido de otra amiga). Se te pasa la vida y con ello la energía y cuando te miras al espejo no sabes en qué has invertido esos días. Y en el espejo estás tú, con tu tiempo a cuestas. Sola, y sin supermán. Los niños, sus padres, los profesores, necesitan ayuda. Y uno mismo necesita ayuda.
Recientemente, he conocido el concepto de esperanza mesiánica referido a la terapia de grupo. Por lo visto, hay estados por los que pasa un grupo terapéutico en que este se encuentra en una especie de impasse y espera que haya un Mesías que lo salve. Un supermán. Frecuentemente este, del que se espera la salvación, es el terapeuta. La angustia por el proceso terapéutico, la incertidumbre que conlleva y el desconcierto de lo desconocido echan el ancla ahí dónde pueden: terapeuta, o uno de los integrantes del grupo o alguien externo. (Quizás un superhéroe u otro). Esto en lo que se refiere al grupo terapéutico.
Pero, ¿y el individuo? El individuo en solitario también necesita ayuda. Recuerdo haber percibido en mí ese estado de esperanza mesiánica: no era explícito, pero había algo así como un sentimiento de “que venga alguien y me saque de este atolladero”. Con la madurez y con la crianza de mis hijos me di cuenta de que ese alguien, en primera instancia, debería ser alguien muy cercano a mí, concretamente yo. Pues yo era la mejor conocedora de mi angustia. El recién nacido instintivamente percibe que el primer paso está en él; en su caso su recurso es el llanto. Una vez visto esto, de forma natural, el individuo, y yo, concretamente, aprende a recurrir a ayuda externa, después de haber encontrado en sí mismo el primer paso hacia una mejora, que es darse cuenta de que el inicio de ese cambio de rumbo está en uno mismo.
Me pregunto en cómo y por qué, en algunas ocasiones, dejamos de llorar, de recurrir a nosotros en primer término, y empezamos a esperar a supermán.


Interesante y claro ; pero si , yo sigo esperando a Superman.