A dónde nos lleva la ansiedad
- carmenluisafdezb
- 31 ene
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Cuando pensamos en los síntomas de ansiedad solemos hacerlo en términos fisiológicos: sensación de nerviosismo, agitación o tensión, aumento del ritmo cardíaco, respiración acelerada, sudoración o temblores. Sin embargo la sintomatología cognitiva es menos mencionada cuando queremos referirnos a ese estado ansioso. Por lo cognitivo entendemos todo tipo de proceso intelectual o de pensamiento. El proceso físico ansioso es acompañado siempre de un proceso cognitivo en términos de preocupación. Qué aparece primero (el aspecto fisiológico o el cognitivo), es otro tema. Cuando sentimos ansiedad anticipamos una situación que consideramos peligrosa por algún motivo, lo que es de gran utilidad en numerosas ocasiones, pero no en todas. Es decir, la ansiedad cumple una función de protección ante posibles situaciones adversas. El problema surge cuando la situación que nos preocupa se anticipa y se acompaña de una conducta de huida que nos aleja del objetivo primario. Suponiendo que yo tengo fobia a volar y la renuncia a volar no implica ningún problema en mi vida, pues no pasa nada. Otra cosa será que me ofrezcan el trabajo de mis sueños, en el cual voy a tener que viajar en avión una vez al mes y lo rechace por el miedo a volar. Así, habré dado más importancia a huir de mi miedo que a perseguir mi sueño. De esta forma, lo que yo valoro, lo que yo persigo, mi mundo, se estrecha. El repertorio de actividades de disfrute y satisfacción disminuye. Este mecanismo de huida se llama evitación experiencial. Las experiencias evitadas son las emociones que nos causan esos pensamientos. La emoción evitada en el ejemplo sería el miedo (en este caso, a volar).
La terapia de Aceptación y Compromiso expone un ejercicio esquemático y visual que explica ese enredo cognitivo del que acabamos saliendo, sin darnos cuenta algunas veces, alejándonos de nuestros objetivos vitales. Si planteamos a alguien qué es lo más importante para ti en este momento y la persona contesta "mi trabajo", situamos este concepto en el cuadrante inferior derecho (C1). Seguido de esto, a la pregunta de ¿ qué hay en tu mente, de tipo cognitivo o emocional que te impide dirigirte hacia la dirección de tu vida valiosa, en este caso tu trabajo ? (C2), la persona contestaría algo de tipo "pues pienso que no lo voy a conseguir, que me da mucho miedo el avión,...". Y ¿esto cómo se traduce en tu conducta externa? (C3), a lo que la persona contesta: "pues he rechazado el trabajo". y a la pregunta "¿qué podrías hacer en la dirección de perseguir tu deseo, como este caso tu trabajo, que se manifestara externamente? "(C4). La persona podría contestar cosas del estilo de " Pues ir al psicólogo o algo así, para dejar de tener miedo a los aviones...". Es decir, al plantear el eje de la matriz con las direcciones vitales y de huida, en seguida verá la persona en cuestión que el alivio que en su momento le dio el decidir no aceptar el trabajo, lejos de solucionar el problema, lo agrava, pues el miedo a volar persiste y además se ha alejado de uno de sus objetivos vitales, el trabajo en cuestión. Así, la ansiedad nos lleva a alivios pasajeros y a frustraciones permanentes.



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